No dice mucho una ventana por sí,
salvo que de ella salga expulsado
un cuerpo buscando cielo, aire,
viento, el impacto final,
el golpe más blando y amortiguado.
Ventanal, no ojo de buey,
no la cadencia del agua salina.
Lo estanco del paisaje urbano.
La cumbia que atraviesa el marco
desentona hasta las bisagras
y hace babear los burletes de goma
como los olores de la navidad.
El pollo con papas de siempre,
el mismo del año pasado,
las mismas dos alas, dos patas,
la etiqueta blanca de la sidra.
Los perros bajo la cama
tarasconeando los estruendos,
fumando tu pelusa king size.
Cierro las ventanas para que la navidad
anide en lo del vecino
que es tan buen anfitrión
y que gusta de los villancicos
en tiempo de cumbia.
14 diciembre 2010
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"Cierro las ventanas para que la navidad
ResponderEliminaranide en lo del vecino
que es tan buen anfitrión
y que gusta de los villancicos
en tiempo de cumbia".
GENIAL.