14 diciembre 2010

ventanas I

No dice mucho una ventana por sí,
salvo que de ella salga expulsado
un cuerpo buscando cielo, aire,
viento, el impacto final,
el golpe más blando y amortiguado.
Ventanal, no ojo de buey,
no la cadencia del agua salina.
Lo estanco del paisaje urbano.
La cumbia que atraviesa el marco
desentona hasta las bisagras
y hace babear los burletes de goma
como los olores de la navidad.
El pollo con papas de siempre,
el mismo del año pasado,
las mismas dos alas, dos patas,
la etiqueta blanca de la sidra.
Los perros bajo la cama
tarasconeando los estruendos,
fumando tu pelusa king size.
Cierro las ventanas para que la navidad
anide en lo del vecino
que es tan buen anfitrión
y que gusta de los villancicos
en tiempo de cumbia.

08 diciembre 2010

de pelos

Tiene el culo de merengue
y las piernas de sambayón
Su boca escupe frutos del bosque
Dice sentirse sola
Nunca le hablaron de la Antártida
No tiene a nadie preso
Piensa en el desierto
jamás vio algo semejante
Busca en la real academia
sed, hambre, dolor
puede definirlos con exactitud
Sus manos son vírgenes
del sufrimiento, ajenas
Lloran sangre de utilería
Tomate triturado de cuatro pesos
la botella, en los chinos
Un gomón en el océano
Las uñas afilan los alicates
uñas como facas
para seguir cavando
desesperados
siempre hacia arriba
esperando el haz
que no aparece
tal vez
jamás
todos estamos solos
Alguien va a morir
cerca
A pesar de las veredas oscuras
que ocultan la forma
de los cabellos

07 diciembre 2010

Contemplando sonriente
la marcha deforme
de letras danzantes,
agrupándose,
abriéndose paso a codazos
hasta fallecer en el papel.

02 diciembre 2010

El hígado

Costilla,
vacío,
riñón,
matambre,
porrón negro y rubio.
Pisco.
La arcada.
El pasto.
Los perros.
Lo merecían,
también habían participado.

el pin-pón de gastón esmerado

HOY: RODRIGO LIMA (UN INTRASCENDENTE)

GASTÓN ESMERADO: FAMILIA
RODRIGO LIMA: GRUPO DE ACCIONISTAS EN LAS DECLARATORIAS
DE HEREDEROS
GE: LA PLATA
RL: FUNDE A 960º
GE: AMOR
RL: UN CORAZON RODEADO DE GALLETA Y CREMA ROSA AL MEDIO
GE: PLACER
RL: MEZCLA EXACTA DE ALCOHOL, SEXO Y DROGAS
GE: DOLOR
RL: MEZCLA SIN FRENO DE ALCOHOL, SEXO Y DROGAS...
PERO AL DÍA SIGUIENTE
GE: CONFORT
RL: SUAVIZA Y PERFUMA LA ROPA, Y HUELE A LAVADERO
GE: MUERTE
RL: METAMORFOSIS DEL SUDOR FRÍO EN SANGRE EN UN BREVE VIAJE
ENTRE EL SEXTO PISO Y LA PLANTA BAJA
GE: VIDA
RL: PERIODO COMPRENDIDO ENTRE LA CONCHA DE TU VIEJA
ENSANGRENTADA, PARTIDA AL MEDIO, Y EL PORTERO DEL
EDIFICIO MANGUEREANDO TU CEREBRO DE LA VEREDA
A LA CALLE
GE: CONTAME UN SUEÑO
RL: IR A UN RECITAL DE MIRANDA! CON RICARDO IORIO
Y QUE ME LA CHUPE EN EL BAÑO, SIN PARAR DE VERSE
EN EL ESPEJO

y así siguen un montón de otras respuestas irrelevantes dignas
de cagarlo a trompadas...
Y como siempre, Gastón Esmerado te la deja picando:
¿un bife de molleja, una paja en el agua o Jorge Cuadrado
desnudo y encremado?

22 noviembre 2010

Elevador

Pasajero de ascensores.
Fanático de las botoneras
y de los espejos en la espalda.
Una vida con puerta tijera.
Delicias de elevador,
cápsulas en vuelo vertical.
La inminencia del suelo firme
a 9,8 metros por segundo.

15 noviembre 2010

14 de febrero

Olvidé decirte gracias por las flores que me regalaste,
aunque reconozco nunca hubiera imaginado que eran para mí.
Hasta que vi sus espinas como estoques
y sus pétalos que parecían guillotinas
listas para abrirse paso en la carne
hasta encontrarse de nuevo con el aire,
como si no pudieran vivir sin él.
Y su perfume, agradable, dulce al principio,
traspasa la nariz y se cuela hasta las entrañas
y las devora hasta dejarme vacío por dentro.
Y encima las pago yo.
Me hubieras traído un vino,
o un queso
o un salame
o todo junto.

cosmic

Ojalá mi vacío fuera un vacío al horno con papas,
cebollas y una salsa crema de brócoli.
Pero es un agujero, caída libre,
vértigo, sin piso a la vista.
Tengo las piernas de Darío Silva,
la parte que fue con los patógenos.
Y los pulmones de Sandro.
A mi también me tiran bombachas y corpiños,
pero para que los tenga limpios
y perfumados para mañana temprano.
Pude ser una estrella pero me quedé en nebulosa.
No supe de rotación ni de traslación,
soy una partícula difusa orbitando
por algún lugar inexplorado del universo,
casi a punto de apagarse, digo extinguirse
sin dejar señales de haber existido alguna vez.

14 noviembre 2010

la rebarba, eso

En la ruta camiones travestidos de carruseles
pisotean los centros urbanos y buscan alejarse
heridos mortalmente por la codicia.
Barrenando sobre lágrimas de desesperación
huyen y se volatilizan en el horizontal,
gepeesean hasta las catapultas de distribución,
descargan y vuelven por más.
Y sale el disparo que busca el blanco
con ínfimo grado de error.
En la parábola caen las rebarbas, remanentes,
recibidas por miles de manos
que llagan hasta el sangrado.
Esquirlas, sangre y manos terminan guisadas
en ollas de pvc térmico y servidas
en cucharones, a los gritos,
devorados con las manos,
manos igual de ásperas y resecas,
del frío y del trabajo.
Para nada.

06 noviembre 2010

Corpiños en Retiro

Alguien con las tripas repletas de hostias
sostiene que el aborto es un crimen abominable.
Cree que toda persona que nace porque sí
puede terminar siéndole servil
sin grandes erogaciones
en alguna vuelta de la vida.
Pero cuando ese ser que nace porque sí,
tropieza en la 'marginalidad'
y por querer apropiarse de objetos
para parecerse a su 'víctima',
le provoca un daño tal como la muerte,
allí muestra sus dientes.
Entonces vocifera sobre la necesidad de asesinarlo,
eliminarlo, destruirlo,
que el sistema legal contemple la extinción de personas.
Los ojos se les vuelven rojos, de odio,
ojos extraviados.
Como los ojos de los chicos en Retiro.

12 septiembre 2010

nylon

Un viejo que para en la plaza Núñez
destroza bolsas del canasto de residuos del edificio de PH.
Encontró restos de pollo.
Despliega la bolsa entre una pila de nylon y deshechos
como si fuera un picnic de la primavera.
Bajo a depositar mi bolsa y cuando la estoy por acomodar
hace un paso atrás mientras recorre sus dedos con su lengua seca.
Y contempla, mira de reojo el polietileno casi traslúcido,
como un scanner de la aduana
busca el objeto que le dé las monedas para la caja de vino
que le humedece los labios, la lengua
y le ayuda a empujar lo que queda en la garganta,
las miradas ajenas, el frío, el calor,
la soledad y el hambre.
Esta misma noche, quizás
entre cáscaras de papa, yerba húmeda y condones,
el viejo encuentre la belleza envuelta para regalo
en bolsa de supermercado.
Eso es lo que tiene el nylon

23 agosto 2010

cataratas

El día que vomite todo mi odio,
aparte del riesgo de deshidratación
luego del chorro final,
de la última contracción del abdomen,
comenzarán a emerger mis órganos,
uno a uno por esta boca.
Hasta volverme reversible,
dejando a la intemperie
algo como una desnudez viscosa
sólo vista en manuales forenses
o en bibliografía para el estudio anatómico.
Los perros me provocan desconfianza.
No dejo de imaginarme huyendo
de un hijo de puta de cuatro patas
que se me acerca no por algo de cariño,
si no para sondear si me puede afanar
un riñón o pellizcar un ganglio;
o corriendo a un cocker que se escapa
con mi intestino delgado entre los dientes
unos metros adelante
como si lo estuviera llevando de paseo
pero que en vez de correa
va aferrado a una manguera de carne
rellena de deshechos, de mierda humana
en un juego macabro que cuaja la digestión
y hace ensanchar los pulmones.
El odio me hace perder el apetito.

17 agosto 2010

partir

Algo me dice que partir no es lo mismo
que seccionar el pan confraternalmente,
la referencia es a escapar, a irse de algo.
La pasta asomando del tubo de dentífrico
sin posibilidad cierta de volver a insertarse
pero con el consuelo de correr mejor suerte
que terminar espumosa absorbida por resumideros.
Tengo los huevos frizados de tanto invierno.
Debo partir.

otra siesta

Un boludo que conozco,
piensa que los mejores sueños
son los que fermentan a la siesta,
en el punto extremo de calor de la loza.
Tal vez había dejado de soñar de noche.
Después se dio cuenta, debía acostumbrarse
a vivir sin esos reflujos de realidad.
Hay quienes cabecean, cinco o diez minutos
en el colectivo y recobran, reponen,
de vuelta de algún lugar como el trabajo.
A otros les gusta tirarse media hora
y saltan como resortes antes de entrar
en la embriaguez del sueño profundo.
Eso no alcanza, mínimo una hora, dos o tres.
Sólo después de ese transcurso
se llega al estado de despertar y no saber
si es hoy o mañana; si se es una persona
o una agenda electrónica con autonomía.
Si es la vida o una película de Jorge Polaco
en una pantalla líquida de seis mil pulgadas.
A lo mejor la siesta no ofrece alternativas.
Tal vez prefiera cubrirse de frazadas
hasta la mitad de la nariz.
Afuera, los perros se revuelcan en la tierra seca,
menos los que cuidan propiedades
con grandes jardines, cerca de garitas.
Muchos sueñan con esto, vivir reja de por medio.
Ya no quedan series americanas en TV.
Ya nadie sueña con la pequeña casa de la pradera.

13 junio 2010

Rhodesia cambió de envase

Odiar para vivir, como la mierda para las moscas,
un cuchillo que atraviesa el abdomen,
la reflexión sobre el dolor provocado
viene rezagada, llega recién cuando la punta
hiere el yeso que reviste la pared.
Cóctel de saña y arrepentimiento,
como un boomerang afilado que vuelve al cuello.
Zafan los que tienen cintura,
los gordos de amor no,
su peso en panceta feteada.
Un bagre sin sus aletas punzantes
sólo será la verga de Asamoah.
El rosedal sin rosas espinosas
es un parque de ligustros de los ‘70,
árboles con troncos pintados a la cal.
Manchas de dedos mugrientos
rodeando las llaves de la luz,
paradigmas de vidas superpuestas.
La botella desnuda, buen previsor
¿o se acabaron las bocas?
Poco por escuchar,
una radio de Argüello,
queda un porrón.
Todo empieza de nuevo,
ella me odia.
Para vivir.

18 abril 2010

trenes

El convoy tomó otro destino.
Nunca le avisaron.
No sonaba esa sirena inconfundible,
el suelo no temblaba.
¿Agota la espera en soledad?
¿Aturde el silencio?
Ella respira paciente,
pero uno de estos días
el reloj abandonará la música monótona de siempre
para estallar por el aire.
La expansiva hará clavar agujas
en el cuello de su partenaire.
Marcarán las siete y cuarto.
La sensación de la bala en la recámara
o la del blanco que espera en vano
el calor gélido del objeto que lo perforará.
Agazapado, esperando el momento,
mirando el reloj a cada instante.
Como una máquina de reproducción humana
en sentido horario. Los ojos sellados
de tanto no encontrar, o bien abiertos,
esperando la señal del vértigo que nunca llegó.
Lo que tanto atormenta alcanzar
no está delante ni detrás, diría en los márgenes.
Sueño ver con ojos de pájaro.
Cuerpos vacíos pero resplandecientes,
flotando como panaderos,
orbitando por ráfagas de aire,
a punto de fundirse o de colisionar
unos con otros y desmembrarse
en una lluvia de algodones
o de cristales en punta.
Lo áspero y sinuoso a la vista
puede ser suave y calmo al tacto.
O la misma mierda maloliente
con distinta textura.

11 abril 2010

la mariposa volvió a larva

No me dieron opción, sólo nacer, respirar, comer, enfermarme y lo demás.
Vine así, como sopla de pronto una ráfaga de viento o una hoja cae al suelo,
como cualquier híbrido entre lo físico y lo químico, tal vez explicable
con una ecuación numérica de seis a diez páginas o por un cuadro sinóptico.
O más sencillo sería decir que porque dos culearon existo, tributo.
De haber tenido la posibilidad de elegir el objeto en el cual encarnarme,
se me ocurre una hoja de bisturí viviendo en una empanada de vigilia
o una gillette en el plato de las hostias, listas para liberar de sufrimiento
a una multitud fofa de complacencia, desgarrada de tan reverente.
Si optara por ser un fluido, quisiera derramarme como charco de aceite
en la autopista de los que corren para llegar más temprano que el micro.
Ese que trae a los obreros, los trabajadores, los cegados de razón porque sí.
Rápido como digitar la vida es la muerte en la ruta, más singular.
No hay justicia en la muerte, sólo sangre y gusanos por venir.

Si me tocara ser orgánico optaría por un gusano, una larva, una mutación,
un cambio de formas permanente. No me jodería encapsularme, el encierro,
para cambiar ser rastrero por volador. El alto precio del sometimiento
a la ruptura dérmica, la carne se abre paso para dar lugar a las alas.
Vista aérea, planos picados, al cuidado de los predadores, igual que abajo
pero comiendo flores. Néctar corriendo por mis mangueras internas,
buscando luego volver a tierra excretadas sobre cabezas desechables
en cuerpos humanos muertos por el imperio de cerebros comatosos.
Y el lugar común, no pensar, perder la preocupación por tener que elegir
un recorrido, una dirección, sólo dejar que el viento me lleve, cerca, lejos.
Copiloto en mi propio fuselaje, viviendo de la contemplación,
fornicando libremente ante seres con dos anos debajo de las cejas,
insensibles de sí mismos, impalpables, forrados en cuero sintético.
Un final succionado por un radiador de coche en una ruta comercial
o en emanaciones de luz fluorescente por efecto de los agroquímicos.
Más elegante sería un alfiler al pecho y en la espalda un telgopor,
los ojos congelados, la lengua espiralada. Pose relajada…

02 abril 2010

De todo lo que ocurre cuando el corazón comienza a aligerarse
lo peor es el sentimiento de la muerte por llegar.
Y uno en ojotas o viendo Telenoche o tomando el té.
Salvo que la muerte sea una mujer hermosa, única, fantástica,
Una de las que encaran en algún lugar con cualquier escusa
y embrollan en segundos con promesas formidables. No hay freno,
la resistencia es nula. Treparse a su coche y querer devorársela
es lo primero que se le cruza a una mente confusa de seducción.
La gran mayoría agarra viaje salvo los que sufren de vértigo,
los moralistas, las estatuas, los maniquíes y los garcía díaz.
Curioso lo de los moralistas y lo de los propaladores de libros sagrados
ya que son quienes mayor índice de conductas degeneradas
realizan en ámbitos privados, dirán los órganos de medición
de comportamientos infranormales y actos de depravación.
Quizás por esto es que ellos temen de esa manera a la muerte,
ante la creencia de que la muerte es un putón, con bambalinas,
fanática de humectarse la cara con semen de ocho testículos.



El miedo al fracaso es más amargo que el miedo a la muerte.
Es alguien sosteniéndose a sí mismo colgando de un precipicio
hasta que la gravedad y el cansancio hacen abrir las manos.
El golpe contra el suelo, la última nota, el imperio de los rojos.
Juegan todos los sentidos, debería ser formidable, una fiesta.
Como nacer, pero sin todo lo que le sigue, como nacer muerto.
En cambio fracasar puede ser la sombra de alguien,
Algo que sigue a todas partes, como tener una voz de mierda,
se puede vivir impostándola pero en un momento de tensión
sale, siempre sale algún chillido o reflujo que desnuda la farsa.
La vergüenza, la sangre aprieta azotea, y si no hubiera hueso
sigue viaje hasta tomar altura para no ser vista nunca más.
Como fracasados prefiero a los que arrancan temprano
meando la tabla del inodoro, se lavan los dientes con cepillo ajeno,
se manchan la camisa con el café y traban la cerradura de salida.
Todo en media hora, a ocho fracasos por hora se hace extenso,
un número semejante a ciento sesenta fracasos diarios
descontando que un fracasado no duerme más de cuatro horas.



Me pregunto cómo será vivir en Europa. No tengo respuesta.
Escucho breather de los chapterhouse, imagino trajes grises,
corbatines, medias blancas y mucha farmacia en sangre.
Nucas rapadas a navaja y olor a lunes en el pico del jueves.
Por acá abundan las mangas cortas arremangadas,
las zapatillas blancas y la piel lavada a la piedra, como jeans.
Los ojos rojos o vergüenza de todo lo que no se debió ver,
La garganta ajada por gritar, lánguida por tragarse el grito
Y estar en un proceso de digestión sin fin, trunco, estéril.
Me cuidé de los hongos
con cremas y talcos al efecto.
Doblé la ropa
hasta hacerla toda del mismo tamaño.
Evité los incendios,
cuidé el agua,
apagué luces innecesarias.
Surfié en fuelles de trenes húmedos
que sonaban a Ministry
entre las hojas de hinojo y el barro de la chapa del vagón.
Me embriagué de música,
vomité sobre toda superficie conocida hasta el momento.
Me probé en clubes de fútbol
como quien va a un casting de talento.
Me burlé de todo cuanto se cruzó ante mis ojos
incluyendo la muerte.
Una vez me llamaron 'el burlista',
y por supuesto me burlé de eso.
Detesto usar la palabra 'detesto',
más bien la aborrezco.
Los taxistas apurados
y los autos que salpican
sacan lo peor de mí.
Ni hablar de los taxis que salpican...
Les escupiría por la ventanilla
hasta deshidratarme.
A los chinos que hablan a los gritos
los imagino con las mandíbulas trabadas
con sus caras hepáticas
desencajadas de dolor occidental.
Un policía hablando en códigos
es como un cura dando la misa en latín.
Me imagino a los porteros de edificio
con ruleros y enagua de puntilla por debajo de la grafa...
No es odio ni envidia,
sólo
la naturaleza
de un desquiciado.