06 junio 2011

diario del colofón

Soy una plancha fría,
no se sabe si funciono.
Mi mejor virtud es ser pesado.
Lo único que puedo cambiar
es la textura de un pañuelo,
y no puedo salir sin pañuelos.
Será que el dolor vive agazapado
detrás de cada baldosa
para abalanzarse sobre mí.
Entre los muertos, los del Challenger,
son los que más cerca del cielo
han estado hasta el momento.
Quién pudiera orbitar en el espacio
hasta que el interruptor de todo lo que irradia marque off.
Los que dicen no perdés el tiempo
cuando se genera un embrión de persona,
dirían perdés el tiempo cuando lo hacés remover
con una punta metálica
hasta posarlo en algodones.
Debería gozarse de la cremación por partida doble,
como si fuese el último asado de la vida
y el de recepción que la muerte brinda.
Banquete y agasajado.
Me pregunto si el suicidio en los masoquistas
se caratula sobredosis
o dejó de causarme placer el dolor.
El arpa es un instrumento grandioso,
suena a agua que cae en gotas.
Las cuerdas tensas, vibran y oprimen la glotis.
Los pies ya perdieron el contacto con el piso,
y gotean.