13 noviembre 2011

under

Se emerge del underground cuando se empieza a comer
de la plata que brinda quien tiene interés
en que los productos culturales que representa
alcancen la masividad y estén a mano del consumidor
en las góndolas, en Wall Mart y en la pauta de Cadena 3.
Del under no se entra ni se sale por galerías con arañas de cristal,
alfombras rojas y monigotes payasescos tendiendo un puente
de clarines sonoros y banderines heráldicos.
La entrada y la salida del underground es por las alcantarillas,
al ras del suelo, el que pisamos todos,
hasta los que posan con actitud under y copian-pegan
fraseos de Rodrigo Fresán y creen que los portales de música
y de crítica que ofrece la internet son el único lenguaje
con que nuestra gente, nuestros colegas deben comunicarse,
convertir en su idioma y su manera de pensar.
Ni museos luminosos ni las prolijas y robadas
sugerencias del suplemento Vos.
Las imágenes y los sonidos de la calle,
de los garages, el humo, los olores y la medialuz.
Como dijo Cocó Ciëlo, ese majestuoso Dj peruano
radicado años atrás en Madrid y muerto en un confuso episodio,
"Vuélvete underground", con fondo tecno pop.
No conocí ni conoceré su tumba, pero quizás sea ese su epitafio.

14 octubre 2011

Ella lo recrimina por el tamaño de su pija,
se burla, lo denigra por estar
por debajo de sus espectativas.
El sonríe, recuerda la distancia a Saldán
midiendo desde Córdoba,
22 kilómetros más o menos.
Así de chiquita la tiene esa, dice
Lleva el clítoris a la altura
de donde bifurcan
Donato Alvarez y Ricardo Rojas.
Habladurías.

13 octubre 2011

El abanico de oportunidades
no alcanzará a ventilar
el sopor de tus entrañas
hervidas por el miedo
de estar tan solo
que ni el eco te susurre.

12 octubre 2011

A la vecina de al lado le molesta que garche en voz alta
y me golpea la pared.
Días atrás hizo cortar la planta de burro
que asomaba por el tapial,
que si bien insisto, es de ella,
estaba de mi lado de medianera.
Ayer encontré mi boleta del gas
en medio de un charco en el jardín,
doblada en cuatro.
Seguro que el cartero se la dejó por error,
como suele ocurrir
pero la arpía recién la devuelve
cuando falta un día para vencerse.
Habla todo el tiempo con su perro
y a menudo lo maltrata y amenaza,
le dice que no se coma el trapo
porque le va a pegar.
Eso fue el límite, la tolerancia se acabó.
Tenemos una hipótesis de guerra.

11 octubre 2011

fútbol para todos

Casi nadie muere en los pasillos de los hospitales,
dejó de ser elegante, en realidad nunca lo fue.
Más estilo tiene la camilla
que es como una mesa de bar
en la que el mozo es la enfermera,
la carta el vedemécum
y el alta la cuenta.
La muerte es estar seco.
Abundan las escaleras en esos museos del dolor.
Una vieja que usa los pelos granates
se me sienta al lado,
me pregunta si estoy mal del hígado,
le respondo que mi palidez es natural
-entonces del estómago, replica.
Dice que puede ver “cosas”, que no es por mi color.
La indago sobre las cuatro cifras a la cabeza
en la quiniela nocturna,
se ataja con que los números son de la oscuridad.
Tiene a su otro lado un niño coya en brazos de su madre.
De repente el pequeño grita
y jala el cabello de la vieja con fuerza,
sus minifacciones se tensan al máximo,
su cara denota el deseo de justicia,
detecta el mal o la locura mística
en cada palabra de la vieja
que ríe con la cara en cuarenta y cinco grados
y el cabello bordó horizontal por el tirón,
mezcla de sufrimiento con impotencia.
Saciado el niño, la madre se aparta.
Queda una vieja con el peinado maltrecho
acomodando su cabeza, sólo por fuera.
Le comento que un hermano mío
murió de cáncer con el hígado podrido.
La vieja habla sobre prepararse para la ascensión
“Soy de acá señora, me quedo acá”, retruco
Luego retrocede hasta perderse por la puerta gris.
Debió haber callado.
El niño ya no grita.
La recepcionista llama a Vázquez,
el cartel luminoso marca el número 28,
son las cinco y veinte,
a las siete y diez juega Belgrano.
Nadie va a morir por ahora.

05 octubre 2011

Genesir

¿Cuántas monedas de bosta vale tu moral en venta?

Algunos programas de canal C
me dan ganas de alquilar un Lamborghini
e ir a buscar a Ana María Alfaro
un domingo por la puerta de los SRT
para vivir en la ruta, con ella
saltando de hotel en hotel
hasta volverme viejo,
o hasta que ella me diga:
"basta de tanta belleza, mi rulito".
El sueño no emerge del laberinto,
busca una puerta, ventanas,
resumideros, tomas de aire,
una señal, un camino a seguir,
una grieta, un haz de luz...
Indicios.
Sueño que sueño,
veo crecer las madreselvas
hasta que brotan tallos
de mis entrededos.

04 octubre 2011

salvatore adamo

No es de noche aún
faltará el análisis crítico
de todo lo que pudo ser.
El ciego que olvidé en el semáforo,
las chipacas rancias,
pésima decisión,
debí haber comido fruta.
No llueve ni en Discovery Channel
Tengo la piel estucada de esperar la noche
para ver nacer el día
una vez más.

07 julio 2011

amor asesino

Sigo acá con los brazos abiertos esperando los desechos, 

las migajas de los que dejaron todo por amor. 

Eso es un fraude, una mentira universal.

Dónde queda, en qué filtro se frena todo lo que dejan atrás los que abrazan el amor?

Quizás sin manos por haberlas entregado por amor. 

Eso no es un abrazo, es un topetazo, 

es como un vaso transparente pero vacío, al natural.

Basta de insistir con eso de dejar todo por amor. 

Soy partidario del que toma todo por amor hasta tener la cintura de un tonel

y las piernas como palos borrachos., la piel estirada hasta traslucirse, 

dejando a la vista el interior, como un mapa físico de carne. 

Entonces sólo pensar en cuidarse de los predadores 

que buscan puntos débiles para provocar el daño porque eso los acoraza, 

vivir de la debilidad ajena, como enfermedades, pero con corbatas al cuello

o con tatuajes que los abrigan. 

El amor mata, pero te hace poner las manos.

06 junio 2011

diario del colofón

Soy una plancha fría,
no se sabe si funciono.
Mi mejor virtud es ser pesado.
Lo único que puedo cambiar
es la textura de un pañuelo,
y no puedo salir sin pañuelos.
Será que el dolor vive agazapado
detrás de cada baldosa
para abalanzarse sobre mí.
Entre los muertos, los del Challenger,
son los que más cerca del cielo
han estado hasta el momento.
Quién pudiera orbitar en el espacio
hasta que el interruptor de todo lo que irradia marque off.
Los que dicen no perdés el tiempo
cuando se genera un embrión de persona,
dirían perdés el tiempo cuando lo hacés remover
con una punta metálica
hasta posarlo en algodones.
Debería gozarse de la cremación por partida doble,
como si fuese el último asado de la vida
y el de recepción que la muerte brinda.
Banquete y agasajado.
Me pregunto si el suicidio en los masoquistas
se caratula sobredosis
o dejó de causarme placer el dolor.
El arpa es un instrumento grandioso,
suena a agua que cae en gotas.
Las cuerdas tensas, vibran y oprimen la glotis.
Los pies ya perdieron el contacto con el piso,
y gotean.

27 mayo 2011

miedo?

Un tipo con ropa de polo
tiene miedo a lo que pueda venir.
Ni se le cruza por la cabeza
que está hecha por manos color cobre
idénticas a las de los limpiavidrios.
Hasta cogen a sus mujeres vestidos así.
Van a super fiestas de todos polo.
Manos cobre perfuman sus bidets.
Jardineros cobrizos hablan con sus ficus,
con cada uno de los pétalos de su jardín,
y entretienen a sus esposas
en sus ausencias,
en los tiempos en que ellos
procuran una vida acorde
a un tipo que rellena ropa de polo.
Pero con miedo a lo que pueda venir.
Reniegan o sobreactúan
respecto de lo que les espera
a ellos y a los suyos.
No importa nadie más.
Tienen puesto siempre algo rojo
contra los que quieren ser como ellos
o tener lo que ellos tienen
y rosarios en los espejos del auto
para que el cielo los ayude
y no les granice el coche
que no lo cubre el seguro.
Y que les salga el viaje
al mar verde claro,
donde todo es hermoso
y se borra del horizonte
la idea del miedo a lo que pueda venir,
con las manos en los bolsillos
de la bermuda de polo.

23 mayo 2011

killing montaner

Me la habían recomendado varias personas, algunos
amantes del cine, otros sin posturas estéticas,
creo sorprendidos más por lo auténticamente cordobés
de la obra que por lo cinematográfico.
Como la parte esa en la que después de jugar al fútbol,
un campeonato en un complejo de barrio Comercial,
el que hace de Montaner le limpia el pico con la mano
a la caja de vino que se van pasando,
en la ronda que arman los locos del equipo
con suplentes y la banda.
Todos lo miran al negro Cucú.
Se hace un silencio,
Cucú va y lo encara a Montaner.
Es tremenda esa parte, se le pone nariz con nariz,
el negro le dice hoy te voy a enseñar dos cosas
en una especie de cordobés centroamericanizado,
“en realidad es una sola, pero en dos cuotas, en primer lugar
todo aquel que demuestra desprecio por la saliva ajena,
es porque le gusta que le galleen el culo”.
Todos ríen a carcajadas,suenan risas perversas
y el silencio cómplice de todo lo que rodea a esa escena
de cerca de veinte personas.
Todos ríen menos Montaner,
que ya se va dando cuenta de que algo están tramando
y que la represalia puede tener que ver con su propia piel.
Cucú le dice ‘¿así que vos querías cantar?’
A Cucú le decían así porque tenía la costumbre
de sacar la verga afuera unas cuantas veces al día
y siempre se la estaba acomodando.
El negro tenía una especie de morcilla pero con várices.
Montaner tragó saliva cuando cucú la hizo asomar por debajo del short.
Nadie emitía un sólo sonido.
Hubo quienes se taparon la boca con las dos manos.
De pronto Cucú dice ‘negro Arnold’: el encendedor, vos ya sabés.
Entonces el negro Arnold que no era ni petizo ni negro ni fisicoculturista
pero la tenía negra y de como un metro de largo,
le traba un encendedor chino parado entre los dientes de arriba y los de abajo
mientras el 4 y el 6 le tienen las manos a Montaner,
lo acuestan boca abajo sobre un carretel de cables de alta tensión
que funcionaba como mesa.
Con una mano le levantan la cabeza y ahí queda regalado,
con la boca abierta mirando a la cancha tres.
Entonces Arnold y el negro Cucú esgrimen sus miembros
y se ubican a unos treinta centímetros de Montaner.
Empiezan a mearlo en la boca mientras el tipo grita
del asco y del dolor entre las arcadas, gárgaras
y la catarata rubia que baja hasta el suelo
y el chorro que pega en los ojos y en la nariz.
Todos ríen hasta descostillarse
mientras las quijadas de Ricky empienzan a hincharse
por el líquido y la cercanía del desgarro
y el vómito que se ve venir
mientras todos cantan ‘déjame llorar, por tí’.
Al flequillo ya lo tiene como una cubana,
ahora tiene el pelo del ruso Zielinsky,
ahora tiene todo el maquillaje corrido
y a cara lavada, ahí sí se notan los rasgos del actor,
si no te aseguro que no te das cuenta.
Cuestión que se entra a armar una fila, atrás de los dos que mean
pero cuando terminan de mear,
pasan otros dos a mearlo, también.
La misma historia, la mandíbula trabada, la catarata amarilla
y así pasan seis, siete, ocho tipos.
Uno grita “hacé óyeme cachita con aguas danzantes”
El vino gira ahora en sentido antihorario,
unos mean y toman, otros mean y fuman.
Más o menos a mitad de la hilera de meones,
se acerca uno, el pelado que juega de 3
y mientras se desabrocha,
le echa un gallo en la nuca a Montaner rendido.
De pronto todos paran las risas, sólo se escucha ¡!uuuuuuuh!!!
Al que justo está tomando de la caja se le amplifica la voz
Un sonido como un cuerno, un llamado guerrero,
luego el silencio.
Todos buscan los ojos del negro Cucú.
El es el que tiene la caja,
lento se la va alejando de la boca
y señala con su mano izquierda.
Sus dedos son un manojo de láser
por el oro de los añillos que los habitan.
Apunta al pelado que en eso se da vuelta y panea la situación
con una mano en la verga y la otra en la cintura,
como si estuviera en el baño de un mall.
¿Quién es? Cucú no para de señalarlo,
mira a Montaner, luego al pelado
Y grita... ¡Resumidero! Y agita la mano.
Ricardo está a punto del desmayo, lo siguen meando,
en el acto otros dos lo reducen al pelado escupidor,
le atan las manos atrás con una venda usada
y como a Montaner, le traban la mandíbula
pero esta vez con un niple.
Un trozo de galvanizado que encuentran tirado
entre una montaña de escombros que hay por ahí cerca
y lo acuestan en el suelo justo con la cara
debajo de la catarata de meada que baja.
Es genial la parte en la que al pelado,
en el suelo, boca arriba,
la meada le entra por un agujero del codo metálico
y le sale por el otro
haciendo un efecto de fuente humana que se corta
cuando llega un negro petizo que se acerca al grupo.
Lleva una gorra de la UCR, es el DT del equipo,
avanza, bate las manos y niega con la cabeza
a ver muchachos, vamos, vamos,
¿qué es esta melange?
, dice el técnico.
Todos lo respetan, aunque sea radical, y use gorra.
Los pibes empiezan a dispersarse.
Después la película sigue.
Ya como un musical o la historia de un tipo
que viene de Centroamérica a triunfar a Córdoba
y se come toda el circuito del cuarteto under
hasta que puede imponer su pedorra música melódico-latina
y empieza a pegar shows sobre todo
en salones de estaciones de servicio
de todo el interior y provincias vecinas.
Cercana más a la historia real de Jean Carlos
que a la de Montaner que a partir de esa anécdota
pasa de ser un bajo, a tener esa voz de dama de caridad
con la que posteriormente triunfa en el mundo de la canción.




Reparto:
La Vaca Potenza,como Ricardo Montaner
Jean Carlos, el rey del mambo como el negro Cucú
Jairo, como el radical
Jorge Petete Martínez, como el pelado nº 3
Doctor Carlillo, como el negro Arnold
David Talpalar, como el bufettero
Música original: no hay


(Potenza y Martínez no vuelven nunca más
a ser los mismos después de ese rodaje
La vaca Potenza con la mandíbula vencida es contratado como reidor
en el programa de Genesir y el pato Fernández en canal C
Y el Petete vuelve a hacer vestuarios como en sus primera época
Pero ahora sólo para ver guasos en pelotas, se dice).

Suenan campanas.
Contesta la prensa,
ella interpreta sus vibraciones.

20 mayo 2011

*

Esquiva las esquirlas del progreso
con pasos de epilept-dance.
Su saliva hace crecer vegetales
y cura heridas, salvo el odio.
Imaginó el cielo y de sus brazos
se desplegaron alas de madera
como un metro de carpintero,
del tamaño de un bote.
Imposible naufragar.

18 abril 2011

18

Encontré a Moby en un catálogo en papel
cerca de Maná, Mecano y Miguel Bosé.
La tendencia de abrir siempre todo cerca de la mitad.
Confié en la corazonada y lo hice grabar de una.
Sólo había escuchado we are all made of stars,
otro sonido, no sonaba a viejo como lo habitual,
esas mismas notas una y otra vez, repetidas,
monótonas hasta el aburrimiento.
Descubrir 18 fue llegar a la mayoría de edad.
Un día llevé el disco dentro del original
de super black market clash.
al departamento del gordo Cristian
Esa joya de los Clash la había cambiado
por el inentendible Danzig III.
Algo que podía escuchar todos los días
por algo que juntaba polvillo
y mi ira por verlo así de gris a cada momento.
El gordo Cristian tenía la costumbre de atender
en bóxer a las visitas, aún si había desconocidos.
Habrá creído que su cuerpo era agradable.
Era como que Black Francis muerto hace una semana
te abriera la puerta en calzoncillos.
La cuestión es que llego y sugiero poner el disco.
Estaban escuchando los novísimos Miranda
junto con el negro Indie, también Adicta,
decían que era lo que se venía.
A mí me sonaba recontraputo pero lo oía
Había un afiche de Infame en el techo.
Al fin salieron tres temas de Moby, de fondo,
como para recuperar el aire
mientras desaparecía el Cuvée de los vasos.
El gordo en calzoncillos dijo “está bueno”
y al segundo cambió por Rammstein al palazo.
Parecía que batía tragos con las manos
hacia adelante y para arriba , y decía que sí con la cabeza.
No es el primer gordo boludo que conozco
que se fanatiza con Rammstein.
Terminé preguntándole si quería que le dejara el disco.
Dijo que sí. Ese fue su final.
Nunca más lo recuperé. Hasta posavasos fue.
Por supuesto que el gordo
siempre sostuvo que al disco lo tenía yo
y que nunca se lo había dejado.
Los dejé juntos sin cuestionar nada.
Moby Dick había conocido a Moby.

06 abril 2011

rescatate gorda

Conozco una gorda que de un año para el otro se puso buena,
buena en el sentido fornicatorio de la palabra,
no buena de buena leche sino buena de chuparla con los ojos abiertos
esperando que la rieguen de leche buena,
quizás con la espectativa de evitarse una comida.
Los tipos comunes se empezaron a acercar más seguido,
a menudo, con deseos de insertarle el cogote de pollo.
Ella se los bajaba como la convertibilidad, uno a uno.
Los marcaba con palotes en la pared de su dormitorio,
había hecho una especie de guarda que arrancaba
a la altura de la mesa de luz y se perdía en el extremo opuesto de la cama
Tenía un hijo pequeño que vivía con ella en una casita
que pagaba el padre de la criatura, un señor muy serio y pálido.
Un día, el niño intrigado le preguntó a su madre,
¿qué son esas rayitas detrás de la cama grande?
Ella puso la cara de Grecia Colmenares
y respondió: son los días que hace que tu papá nos abandonó,
se fue con otra persiguiendo la felicidad, y nos dejó acá
abrazados el uno al otro, masticando el dolor;
hasta la computadora se llevó, pero me dijo antes de irse:
‘harás una guarda de palotes verticales
pegados uno tras otro en la cabecera de la cama
hasta que el círculo se cierre, entonces fijate lo que pasa’.
Cuando esa guarda haga que las líneas se choquen entre sí,
ese día, hijo, vos tendrás un nuevo papá,
lindo, rico, bondadoso y popular,
como siempre quisimos con tus abuelos.
Sabio tu papá, hijo, debo reconocerlo, ese creo es su único don
porque como hombre, dejaba mucho que desear.
Pobre gorda, creía que el cerebro era para amortiguar el golpe
en caso en que en una fellatio furiosa
el miembro atravesara de lado a lado el paladar.
Eso, es imposible

16 febrero 2011

edificios

Vidas sobre vidas apiladas como zapatos en depósito.
Celuloide de cemento en cuadro a cuadro, discontinuo.
Respiraderos, tomas de aire, cañerías de chapón
emergen erectas dispuestas a perforar la armonía.
Telas de interior de valija simulan cortinas de cocina.
La fealdad flameando el olor a fideos con manteca.
El de la petrolera colgó merchandising en formato remera.
La de abajo espera el goteo de restos de hidrocarburos
con la boca abierta, el sol le quema los ojos, no importa.
Espera algo que aplaque los gritos del gordo despeinado
que vive con ella y le grita todos los días a la misma hora.
La ventana de las botellas permanentes no cambia,
la escena sigue tres o cuatro días hasta que cae la persiana,
después al subirla lo mismo, inalterada.
El espacio común minado de colillas de cigarrillo.
El desprecio por lo colectivo, la impunidad.
La creencia del vacío biodegradador.
El que imita un cabrito, el que contesta en tapir.
Las siluetas en los postigones, las cortinas que se acomodan
El deseo de una vida al ras del suelo.