27 septiembre 2022

manillar

Un tipo trepado en una moto china intercepta a una joven que camina con bolsas de supermercado en cada mano. El sujeto hace asomar el pico inquisidor por la ranura del casco entreabierto. Pregunta algo del barrio, por el nombre de una calle, por un colegio religioso, es raro, nadie en la calle, es feriado de carnaval. Ella le responde señalando el camino mitad con el seño, mitad con la cabeza. El preguntón avanza lento y luego se pierde en una esquina. Al rato vuelve, parece no haber entendido, repregunta. La mujer un poco fastidiosa repite pausadamente la misma indicación anterior. El de la moto ya no presta atención a las palabras de la joven, ni siquiera advierte su tono malhumorado, clavó sus dos pies en el suelo y los ojos en la intersección entre el vestido de la muchacha y sus piernas. No escucha ni le interesa lo que le dice, sus ojos se vuelven de vidrio mientras ella mueve la boca con gestos recios. Panea hombros desnudos, pantorrillas de amazona, brisa en el pelo. Con la mano izquierda aprieta firme el manillar, simula desorientación en el perfil que da a la mujer que no para de hablar y de dar señales con sus manos revestidas en bolsas con membrillo, manteca y azúcar. Con la mano derecha el motero se frota la verga por sobre el pantalón a ritmo de masaje. Ella no lo nota en principio, pero el vidrio del casco se empieza a empañar producto de la efervescencia de una cabeza que no para de imaginar situaciones que fermentan en una entrepierna que se anega justo cuando ella dice toldo. Recién en el instante que el sujeto lanza un sonido espasmódico ella toma conciencia de que acaba de ser inspiración de una paja al paso. Con la confianza violada la muchacha se aleja del lugar pensando en lo patológico del cuadro. Camina y menea la cabeza, se repite no puede ser, ¿cómo es posible? ¡qué salame! No para de maldecirlo. Al fin llega a su casa. Deja las bolsas sobre la mesa de fórmica marrón veteada. Es feriado, su conviviente y el ordenador son una sola unidad. Ella le habla, él contesta sin quitar los ojos de la pantalla. La chica aún turbada por la situación, comienza a desarrollar la horrible anécdota. Aunque al tipo parece importarle tres carajos, de pronto se incorpora cuando ella enuncia la frase se estaba haciendo la paja. El hombre se levanta en absoluto silencio y la toma de los hombros. Le pide que por favor le cuente de nuevo todo lo sucedido. El relato surge con naturalidad, la chica no parece conmovida. El la mira y trata de armar el story-board del suceso en su mente. El relato finaliza y se miran fijo a los ojos por unos segundos. El muchacho rompe el silencio preguntando el motivo por el cual ella no lo llamó por teléfono en el mismo momento de sucedido el asunto- Tenías el celular encima, le recrimina. – ¿Y qué ibas a hacer? Responde la mujer elevando un tanto el tono. El tipo no deja de mirarla, los párpados se le congelan, levanta la mirada hasta el techo, da media vuelta, vuelve al ordenador pensando en nunca haberlo abandonado. Sigue sin pestañar, cocina una respuesta. Ella lo sigue mirando, la tensión sigue en su pico máximo. El tipo sentado con el brillo blanco del monitor en los ojos gira su cabeza hasta la posición de ella que aún espera un remate a la cuestión y abriendo apenas los brazos exclama: ¿estrecharle una mano? La pasta frola salió deliciosa esa vez.

Tropezó con el capitalismo 

por mirar todo el tiempo el suelo

buscando monedas caídas de un peso.

Años desayunando de la merienda ajena,

masticando criollos de bolsas a la vista,

a la espera oportunista del descuido del dueño, 

sus quijadas se activaban al ver  la espalda del proveedor,

Un criollo por día son como 260 al año.

Siempre evitando saludar para no perder el tiempo,

sólo hablar de carencias con sus protectores,

gente con su sangre, conmovida por su miseria.

deglutiendo sus historia de fantasía. 

Así se forja un imperio, aprendan perdedores.

 

Y si te pierdo de vista

y se me borra la sonrisa

y el tono de las carcajadas?

Y abandono toda búsqueda

y me vuelvo autoadhesivo

como los atrapamoscas?

Pierdo la identificación de los sonidos,

salvo la estridencia del silbato final

que llega hasta la hendija tres estrellas 

en la que resido.

Habré perdido todo?

18 septiembre 2012

un camino de pastillas hasta el horno



Toque

El mundo es un camión de frente sin frenos
y vos en bicicleta con la cadena salida 
y los cordones atados entre sí.
Siempre habrá alguien que goce de tu dolor.
Por más belleza terrenal que reste conocer
no alcanzan ni todas las músicas por escuchar
ni todos los sabores por paladear
ni todas las carnes por perforar
para ponerle freno al instante precedente
en el que el suicida dice ahora,
y salta,  o traga o gatilla
y  ya no está más solo,
nadie  lo escucha, salvo que se queje en su agonía
pero se ocuparán de él
la policía judicial, mínimo
la pena social, un obituario.
El recuerdo de los que  danzaban al ritmo  de sus latidos
y la sonrisa hermética de los que lo empujaron,
sin  usar  las manos.
El último suicida se llevó las letras, las palabras necesarias,
como si jugara a la ruleta rusa, la terminó acertando
en su intento veinte y algo, creo,
no recuerdo, me lo dijo una tarde.
Debía ser por un traumatismo, un vuelo al vacío, un golpe,
no  químicos, ya los había probado a todos,
era inmune, como el insecto que muta
y se acoraza las vísceras
ante el veneno que nada plácido en su sangre, 
como cualquier proteína,
como la necesidad del fin.
Un día me preguntó cuál era el mejor método para matarse
Pensé un segundo, me ubiqué,
estábamos a cuadra y media de Colón.
Le dije: si te tirás debajo de un interurbano no zafás,
pasan cagando por la avenida, 
no le das tiempo a frenar.
Estuvo un minuto mirándome
Hizo resonar su boca y luego preguntó mirando al techo:
Si me tiro de la terraza, ¿vos decís que me mato?
Resoplé  una risa corta.
 _No creo, a lo sumo te romperás algún hueso, y te cagarás encima
salvo que te tires de cabeza .
Aunque  uno,  instintivamente , debe tender  a poner las manos.
A no ser  que te largues con las manos en los bolsillos,
ahí  tenés más posibilidades.
Juan  Castro cayó de un primer piso y palmó, le dije
No sé quien es, me respondió.
Se paró del  sillón color crudo,
puso sus manos en los bolsillos,
cerró los ojos,
lo vi relamerse,
intentó sentirlo.
El dolor de la soledad se le hacía insoportable
Me dejó mi chica, estoy partido, decía,
Y el gesto no se le movía,
era la misma expresión que usaba
cuando hablaba maravillado de las condiciones de Pastore.

Gambeta

Lo último que había escrito estaba en una PC
de alguien que estaba trabajando en la edición
pero por alguna rara cuestión
la máquina se rompió  perdiéndose  así  todo el material,
lo último rescatable que había hecho .
No le salieron más palabras,
todo lo que creaba era mierda,
Escribía y al rato rompía en pedazos el papel
La medicación y las internaciones le habían
arrancado los deseos.
Un desierto de ideas.
Eso es igual a la muerte,
la danza inerte de final rígido.
No volvería a verlo más los lunes ,
se enteró por un mensaje privado de facebook.
Los lunes se habían convertido en documentales  sobre efectos de fármacos
y descripciones de picos de dolor por autoflagelamiento.
Què pena que no nos despidièramos. un abrazo desde acà (sic),
me respondió  el 24 de noviembre,  con todos los acentos  graves
Unos meses después saltó de un séptimo piso.
Salta, a 1200 metros de altura.
Para no errarle.
Por ahí flasheo  en que se tiró con las manos en los bolsillos.

13 noviembre 2011

under

Se emerge del underground cuando se empieza a comer
de la plata que brinda quien tiene interés
en que los productos culturales que representa
alcancen la masividad y estén a mano del consumidor
en las góndolas, en Wall Mart y en la pauta de Cadena 3.
Del under no se entra ni se sale por galerías con arañas de cristal,
alfombras rojas y monigotes payasescos tendiendo un puente
de clarines sonoros y banderines heráldicos.
La entrada y la salida del underground es por las alcantarillas,
al ras del suelo, el que pisamos todos,
hasta los que posan con actitud under y copian-pegan
fraseos de Rodrigo Fresán y creen que los portales de música
y de crítica que ofrece la internet son el único lenguaje
con que nuestra gente, nuestros colegas deben comunicarse,
convertir en su idioma y su manera de pensar.
Ni museos luminosos ni las prolijas y robadas
sugerencias del suplemento Vos.
Las imágenes y los sonidos de la calle,
de los garages, el humo, los olores y la medialuz.
Como dijo Cocó Ciëlo, ese majestuoso Dj peruano
radicado años atrás en Madrid y muerto en un confuso episodio,
"Vuélvete underground", con fondo tecno pop.
No conocí ni conoceré su tumba, pero quizás sea ese su epitafio.

14 octubre 2011

Ella lo recrimina por el tamaño de su pija,
se burla, lo denigra por estar
por debajo de sus espectativas.
El sonríe, recuerda la distancia a Saldán
midiendo desde Córdoba,
22 kilómetros más o menos.
Así de chiquita la tiene esa, dice
Lleva el clítoris a la altura
de donde bifurcan
Donato Alvarez y Ricardo Rojas.
Habladurías.

13 octubre 2011

El abanico de oportunidades
no alcanzará a ventilar
el sopor de tus entrañas
hervidas por el miedo
de estar tan solo
que ni el eco te susurre.

12 octubre 2011

A la vecina de al lado le molesta que garche en voz alta
y me golpea la pared.
Días atrás hizo cortar la planta de burro
que asomaba por el tapial,
que si bien insisto, es de ella,
estaba de mi lado de medianera.
Ayer encontré mi boleta del gas
en medio de un charco en el jardín,
doblada en cuatro.
Seguro que el cartero se la dejó por error,
como suele ocurrir
pero la arpía recién la devuelve
cuando falta un día para vencerse.
Habla todo el tiempo con su perro
y a menudo lo maltrata y amenaza,
le dice que no se coma el trapo
porque le va a pegar.
Eso fue el límite, la tolerancia se acabó.
Tenemos una hipótesis de guerra.

11 octubre 2011

fútbol para todos

Casi nadie muere en los pasillos de los hospitales,
dejó de ser elegante, en realidad nunca lo fue.
Más estilo tiene la camilla
que es como una mesa de bar
en la que el mozo es la enfermera,
la carta el vedemécum
y el alta la cuenta.
La muerte es estar seco.
Abundan las escaleras en esos museos del dolor.
Una vieja que usa los pelos granates
se me sienta al lado,
me pregunta si estoy mal del hígado,
le respondo que mi palidez es natural
-entonces del estómago, replica.
Dice que puede ver “cosas”, que no es por mi color.
La indago sobre las cuatro cifras a la cabeza
en la quiniela nocturna,
se ataja con que los números son de la oscuridad.
Tiene a su otro lado un niño coya en brazos de su madre.
De repente el pequeño grita
y jala el cabello de la vieja con fuerza,
sus minifacciones se tensan al máximo,
su cara denota el deseo de justicia,
detecta el mal o la locura mística
en cada palabra de la vieja
que ríe con la cara en cuarenta y cinco grados
y el cabello bordó horizontal por el tirón,
mezcla de sufrimiento con impotencia.
Saciado el niño, la madre se aparta.
Queda una vieja con el peinado maltrecho
acomodando su cabeza, sólo por fuera.
Le comento que un hermano mío
murió de cáncer con el hígado podrido.
La vieja habla sobre prepararse para la ascensión
“Soy de acá señora, me quedo acá”, retruco
Luego retrocede hasta perderse por la puerta gris.
Debió haber callado.
El niño ya no grita.
La recepcionista llama a Vázquez,
el cartel luminoso marca el número 28,
son las cinco y veinte,
a las siete y diez juega Belgrano.
Nadie va a morir por ahora.

05 octubre 2011

Genesir

¿Cuántas monedas de bosta vale tu moral en venta?

Algunos programas de canal C
me dan ganas de alquilar un Lamborghini
e ir a buscar a Ana María Alfaro
un domingo por la puerta de los SRT
para vivir en la ruta, con ella
saltando de hotel en hotel
hasta volverme viejo,
o hasta que ella me diga:
"basta de tanta belleza, mi rulito".
El sueño no emerge del laberinto,
busca una puerta, ventanas,
resumideros, tomas de aire,
una señal, un camino a seguir,
una grieta, un haz de luz...
Indicios.
Sueño que sueño,
veo crecer las madreselvas
hasta que brotan tallos
de mis entrededos.

04 octubre 2011

salvatore adamo

No es de noche aún
faltará el análisis crítico
de todo lo que pudo ser.
El ciego que olvidé en el semáforo,
las chipacas rancias,
pésima decisión,
debí haber comido fruta.
No llueve ni en Discovery Channel
Tengo la piel estucada de esperar la noche
para ver nacer el día
una vez más.

07 julio 2011

amor asesino

Sigo acá con los brazos abiertos esperando los desechos, 

las migajas de los que dejaron todo por amor. 

Eso es un fraude, una mentira universal.

Dónde queda, en qué filtro se frena todo lo que dejan atrás los que abrazan el amor?

Quizás sin manos por haberlas entregado por amor. 

Eso no es un abrazo, es un topetazo, 

es como un vaso transparente pero vacío, al natural.

Basta de insistir con eso de dejar todo por amor. 

Soy partidario del que toma todo por amor hasta tener la cintura de un tonel

y las piernas como palos borrachos., la piel estirada hasta traslucirse, 

dejando a la vista el interior, como un mapa físico de carne. 

Entonces sólo pensar en cuidarse de los predadores 

que buscan puntos débiles para provocar el daño porque eso los acoraza, 

vivir de la debilidad ajena, como enfermedades, pero con corbatas al cuello

o con tatuajes que los abrigan. 

El amor mata, pero te hace poner las manos.

06 junio 2011

diario del colofón

Soy una plancha fría,
no se sabe si funciono.
Mi mejor virtud es ser pesado.
Lo único que puedo cambiar
es la textura de un pañuelo,
y no puedo salir sin pañuelos.
Será que el dolor vive agazapado
detrás de cada baldosa
para abalanzarse sobre mí.
Entre los muertos, los del Challenger,
son los que más cerca del cielo
han estado hasta el momento.
Quién pudiera orbitar en el espacio
hasta que el interruptor de todo lo que irradia marque off.
Los que dicen no perdés el tiempo
cuando se genera un embrión de persona,
dirían perdés el tiempo cuando lo hacés remover
con una punta metálica
hasta posarlo en algodones.
Debería gozarse de la cremación por partida doble,
como si fuese el último asado de la vida
y el de recepción que la muerte brinda.
Banquete y agasajado.
Me pregunto si el suicidio en los masoquistas
se caratula sobredosis
o dejó de causarme placer el dolor.
El arpa es un instrumento grandioso,
suena a agua que cae en gotas.
Las cuerdas tensas, vibran y oprimen la glotis.
Los pies ya perdieron el contacto con el piso,
y gotean.

27 mayo 2011

miedo?

Un tipo con ropa de polo
tiene miedo a lo que pueda venir.
Ni se le cruza por la cabeza
que está hecha por manos color cobre
idénticas a las de los limpiavidrios.
Hasta cogen a sus mujeres vestidos así.
Van a super fiestas de todos polo.
Manos cobre perfuman sus bidets.
Jardineros cobrizos hablan con sus ficus,
con cada uno de los pétalos de su jardín,
y entretienen a sus esposas
en sus ausencias,
en los tiempos en que ellos
procuran una vida acorde
a un tipo que rellena ropa de polo.
Pero con miedo a lo que pueda venir.
Reniegan o sobreactúan
respecto de lo que les espera
a ellos y a los suyos.
No importa nadie más.
Tienen puesto siempre algo rojo
contra los que quieren ser como ellos
o tener lo que ellos tienen
y rosarios en los espejos del auto
para que el cielo los ayude
y no les granice el coche
que no lo cubre el seguro.
Y que les salga el viaje
al mar verde claro,
donde todo es hermoso
y se borra del horizonte
la idea del miedo a lo que pueda venir,
con las manos en los bolsillos
de la bermuda de polo.

23 mayo 2011

killing montaner

Me la habían recomendado varias personas, algunos
amantes del cine, otros sin posturas estéticas,
creo sorprendidos más por lo auténticamente cordobés
de la obra que por lo cinematográfico.
Como la parte esa en la que después de jugar al fútbol,
un campeonato en un complejo de barrio Comercial,
el que hace de Montaner le limpia el pico con la mano
a la caja de vino que se van pasando,
en la ronda que arman los locos del equipo
con suplentes y la banda.
Todos lo miran al negro Cucú.
Se hace un silencio,
Cucú va y lo encara a Montaner.
Es tremenda esa parte, se le pone nariz con nariz,
el negro le dice hoy te voy a enseñar dos cosas
en una especie de cordobés centroamericanizado,
“en realidad es una sola, pero en dos cuotas, en primer lugar
todo aquel que demuestra desprecio por la saliva ajena,
es porque le gusta que le galleen el culo”.
Todos ríen a carcajadas,suenan risas perversas
y el silencio cómplice de todo lo que rodea a esa escena
de cerca de veinte personas.
Todos ríen menos Montaner,
que ya se va dando cuenta de que algo están tramando
y que la represalia puede tener que ver con su propia piel.
Cucú le dice ‘¿así que vos querías cantar?’
A Cucú le decían así porque tenía la costumbre
de sacar la verga afuera unas cuantas veces al día
y siempre se la estaba acomodando.
El negro tenía una especie de morcilla pero con várices.
Montaner tragó saliva cuando cucú la hizo asomar por debajo del short.
Nadie emitía un sólo sonido.
Hubo quienes se taparon la boca con las dos manos.
De pronto Cucú dice ‘negro Arnold’: el encendedor, vos ya sabés.
Entonces el negro Arnold que no era ni petizo ni negro ni fisicoculturista
pero la tenía negra y de como un metro de largo,
le traba un encendedor chino parado entre los dientes de arriba y los de abajo
mientras el 4 y el 6 le tienen las manos a Montaner,
lo acuestan boca abajo sobre un carretel de cables de alta tensión
que funcionaba como mesa.
Con una mano le levantan la cabeza y ahí queda regalado,
con la boca abierta mirando a la cancha tres.
Entonces Arnold y el negro Cucú esgrimen sus miembros
y se ubican a unos treinta centímetros de Montaner.
Empiezan a mearlo en la boca mientras el tipo grita
del asco y del dolor entre las arcadas, gárgaras
y la catarata rubia que baja hasta el suelo
y el chorro que pega en los ojos y en la nariz.
Todos ríen hasta descostillarse
mientras las quijadas de Ricky empienzan a hincharse
por el líquido y la cercanía del desgarro
y el vómito que se ve venir
mientras todos cantan ‘déjame llorar, por tí’.
Al flequillo ya lo tiene como una cubana,
ahora tiene el pelo del ruso Zielinsky,
ahora tiene todo el maquillaje corrido
y a cara lavada, ahí sí se notan los rasgos del actor,
si no te aseguro que no te das cuenta.
Cuestión que se entra a armar una fila, atrás de los dos que mean
pero cuando terminan de mear,
pasan otros dos a mearlo, también.
La misma historia, la mandíbula trabada, la catarata amarilla
y así pasan seis, siete, ocho tipos.
Uno grita “hacé óyeme cachita con aguas danzantes”
El vino gira ahora en sentido antihorario,
unos mean y toman, otros mean y fuman.
Más o menos a mitad de la hilera de meones,
se acerca uno, el pelado que juega de 3
y mientras se desabrocha,
le echa un gallo en la nuca a Montaner rendido.
De pronto todos paran las risas, sólo se escucha ¡!uuuuuuuh!!!
Al que justo está tomando de la caja se le amplifica la voz
Un sonido como un cuerno, un llamado guerrero,
luego el silencio.
Todos buscan los ojos del negro Cucú.
El es el que tiene la caja,
lento se la va alejando de la boca
y señala con su mano izquierda.
Sus dedos son un manojo de láser
por el oro de los añillos que los habitan.
Apunta al pelado que en eso se da vuelta y panea la situación
con una mano en la verga y la otra en la cintura,
como si estuviera en el baño de un mall.
¿Quién es? Cucú no para de señalarlo,
mira a Montaner, luego al pelado
Y grita... ¡Resumidero! Y agita la mano.
Ricardo está a punto del desmayo, lo siguen meando,
en el acto otros dos lo reducen al pelado escupidor,
le atan las manos atrás con una venda usada
y como a Montaner, le traban la mandíbula
pero esta vez con un niple.
Un trozo de galvanizado que encuentran tirado
entre una montaña de escombros que hay por ahí cerca
y lo acuestan en el suelo justo con la cara
debajo de la catarata de meada que baja.
Es genial la parte en la que al pelado,
en el suelo, boca arriba,
la meada le entra por un agujero del codo metálico
y le sale por el otro
haciendo un efecto de fuente humana que se corta
cuando llega un negro petizo que se acerca al grupo.
Lleva una gorra de la UCR, es el DT del equipo,
avanza, bate las manos y niega con la cabeza
a ver muchachos, vamos, vamos,
¿qué es esta melange?
, dice el técnico.
Todos lo respetan, aunque sea radical, y use gorra.
Los pibes empiezan a dispersarse.
Después la película sigue.
Ya como un musical o la historia de un tipo
que viene de Centroamérica a triunfar a Córdoba
y se come toda el circuito del cuarteto under
hasta que puede imponer su pedorra música melódico-latina
y empieza a pegar shows sobre todo
en salones de estaciones de servicio
de todo el interior y provincias vecinas.
Cercana más a la historia real de Jean Carlos
que a la de Montaner que a partir de esa anécdota
pasa de ser un bajo, a tener esa voz de dama de caridad
con la que posteriormente triunfa en el mundo de la canción.




Reparto:
La Vaca Potenza,como Ricardo Montaner
Jean Carlos, el rey del mambo como el negro Cucú
Jairo, como el radical
Jorge Petete Martínez, como el pelado nº 3
Doctor Carlillo, como el negro Arnold
David Talpalar, como el bufettero
Música original: no hay


(Potenza y Martínez no vuelven nunca más
a ser los mismos después de ese rodaje
La vaca Potenza con la mandíbula vencida es contratado como reidor
en el programa de Genesir y el pato Fernández en canal C
Y el Petete vuelve a hacer vestuarios como en sus primera época
Pero ahora sólo para ver guasos en pelotas, se dice).

Suenan campanas.
Contesta la prensa,
ella interpreta sus vibraciones.

20 mayo 2011

*

Esquiva las esquirlas del progreso
con pasos de epilept-dance.
Su saliva hace crecer vegetales
y cura heridas, salvo el odio.
Imaginó el cielo y de sus brazos
se desplegaron alas de madera
como un metro de carpintero,
del tamaño de un bote.
Imposible naufragar.

18 abril 2011

18

Encontré a Moby en un catálogo en papel
cerca de Maná, Mecano y Miguel Bosé.
La tendencia de abrir siempre todo cerca de la mitad.
Confié en la corazonada y lo hice grabar de una.
Sólo había escuchado we are all made of stars,
otro sonido, no sonaba a viejo como lo habitual,
esas mismas notas una y otra vez, repetidas,
monótonas hasta el aburrimiento.
Descubrir 18 fue llegar a la mayoría de edad.
Un día llevé el disco dentro del original
de super black market clash.
al departamento del gordo Cristian
Esa joya de los Clash la había cambiado
por el inentendible Danzig III.
Algo que podía escuchar todos los días
por algo que juntaba polvillo
y mi ira por verlo así de gris a cada momento.
El gordo Cristian tenía la costumbre de atender
en bóxer a las visitas, aún si había desconocidos.
Habrá creído que su cuerpo era agradable.
Era como que Black Francis muerto hace una semana
te abriera la puerta en calzoncillos.
La cuestión es que llego y sugiero poner el disco.
Estaban escuchando los novísimos Miranda
junto con el negro Indie, también Adicta,
decían que era lo que se venía.
A mí me sonaba recontraputo pero lo oía
Había un afiche de Infame en el techo.
Al fin salieron tres temas de Moby, de fondo,
como para recuperar el aire
mientras desaparecía el Cuvée de los vasos.
El gordo en calzoncillos dijo “está bueno”
y al segundo cambió por Rammstein al palazo.
Parecía que batía tragos con las manos
hacia adelante y para arriba , y decía que sí con la cabeza.
No es el primer gordo boludo que conozco
que se fanatiza con Rammstein.
Terminé preguntándole si quería que le dejara el disco.
Dijo que sí. Ese fue su final.
Nunca más lo recuperé. Hasta posavasos fue.
Por supuesto que el gordo
siempre sostuvo que al disco lo tenía yo
y que nunca se lo había dejado.
Los dejé juntos sin cuestionar nada.
Moby Dick había conocido a Moby.

06 abril 2011

rescatate gorda

Conozco una gorda que de un año para el otro se puso buena,
buena en el sentido fornicatorio de la palabra,
no buena de buena leche sino buena de chuparla con los ojos abiertos
esperando que la rieguen de leche buena,
quizás con la espectativa de evitarse una comida.
Los tipos comunes se empezaron a acercar más seguido,
a menudo, con deseos de insertarle el cogote de pollo.
Ella se los bajaba como la convertibilidad, uno a uno.
Los marcaba con palotes en la pared de su dormitorio,
había hecho una especie de guarda que arrancaba
a la altura de la mesa de luz y se perdía en el extremo opuesto de la cama
Tenía un hijo pequeño que vivía con ella en una casita
que pagaba el padre de la criatura, un señor muy serio y pálido.
Un día, el niño intrigado le preguntó a su madre,
¿qué son esas rayitas detrás de la cama grande?
Ella puso la cara de Grecia Colmenares
y respondió: son los días que hace que tu papá nos abandonó,
se fue con otra persiguiendo la felicidad, y nos dejó acá
abrazados el uno al otro, masticando el dolor;
hasta la computadora se llevó, pero me dijo antes de irse:
‘harás una guarda de palotes verticales
pegados uno tras otro en la cabecera de la cama
hasta que el círculo se cierre, entonces fijate lo que pasa’.
Cuando esa guarda haga que las líneas se choquen entre sí,
ese día, hijo, vos tendrás un nuevo papá,
lindo, rico, bondadoso y popular,
como siempre quisimos con tus abuelos.
Sabio tu papá, hijo, debo reconocerlo, ese creo es su único don
porque como hombre, dejaba mucho que desear.
Pobre gorda, creía que el cerebro era para amortiguar el golpe
en caso en que en una fellatio furiosa
el miembro atravesara de lado a lado el paladar.
Eso, es imposible

16 febrero 2011

edificios

Vidas sobre vidas apiladas como zapatos en depósito.
Celuloide de cemento en cuadro a cuadro, discontinuo.
Respiraderos, tomas de aire, cañerías de chapón
emergen erectas dispuestas a perforar la armonía.
Telas de interior de valija simulan cortinas de cocina.
La fealdad flameando el olor a fideos con manteca.
El de la petrolera colgó merchandising en formato remera.
La de abajo espera el goteo de restos de hidrocarburos
con la boca abierta, el sol le quema los ojos, no importa.
Espera algo que aplaque los gritos del gordo despeinado
que vive con ella y le grita todos los días a la misma hora.
La ventana de las botellas permanentes no cambia,
la escena sigue tres o cuatro días hasta que cae la persiana,
después al subirla lo mismo, inalterada.
El espacio común minado de colillas de cigarrillo.
El desprecio por lo colectivo, la impunidad.
La creencia del vacío biodegradador.
El que imita un cabrito, el que contesta en tapir.
Las siluetas en los postigones, las cortinas que se acomodan
El deseo de una vida al ras del suelo.

14 diciembre 2010

ventanas I

No dice mucho una ventana por sí,
salvo que de ella salga expulsado
un cuerpo buscando cielo, aire,
viento, el impacto final,
el golpe más blando y amortiguado.
Ventanal, no ojo de buey,
no la cadencia del agua salina.
Lo estanco del paisaje urbano.
La cumbia que atraviesa el marco
desentona hasta las bisagras
y hace babear los burletes de goma
como los olores de la navidad.
El pollo con papas de siempre,
el mismo del año pasado,
las mismas dos alas, dos patas,
la etiqueta blanca de la sidra.
Los perros bajo la cama
tarasconeando los estruendos,
fumando tu pelusa king size.
Cierro las ventanas para que la navidad
anide en lo del vecino
que es tan buen anfitrión
y que gusta de los villancicos
en tiempo de cumbia.

08 diciembre 2010

de pelos

Tiene el culo de merengue
y las piernas de sambayón
Su boca escupe frutos del bosque
Dice sentirse sola
Nunca le hablaron de la Antártida
No tiene a nadie preso
Piensa en el desierto
jamás vio algo semejante
Busca en la real academia
sed, hambre, dolor
puede definirlos con exactitud
Sus manos son vírgenes
del sufrimiento, ajenas
Lloran sangre de utilería
Tomate triturado de cuatro pesos
la botella, en los chinos
Un gomón en el océano
Las uñas afilan los alicates
uñas como facas
para seguir cavando
desesperados
siempre hacia arriba
esperando el haz
que no aparece
tal vez
jamás
todos estamos solos
Alguien va a morir
cerca
A pesar de las veredas oscuras
que ocultan la forma
de los cabellos

07 diciembre 2010

Contemplando sonriente
la marcha deforme
de letras danzantes,
agrupándose,
abriéndose paso a codazos
hasta fallecer en el papel.

02 diciembre 2010

El hígado

Costilla,
vacío,
riñón,
matambre,
porrón negro y rubio.
Pisco.
La arcada.
El pasto.
Los perros.
Lo merecían,
también habían participado.

el pin-pón de gastón esmerado

HOY: RODRIGO LIMA (UN INTRASCENDENTE)

GASTÓN ESMERADO: FAMILIA
RODRIGO LIMA: GRUPO DE ACCIONISTAS EN LAS DECLARATORIAS
DE HEREDEROS
GE: LA PLATA
RL: FUNDE A 960º
GE: AMOR
RL: UN CORAZON RODEADO DE GALLETA Y CREMA ROSA AL MEDIO
GE: PLACER
RL: MEZCLA EXACTA DE ALCOHOL, SEXO Y DROGAS
GE: DOLOR
RL: MEZCLA SIN FRENO DE ALCOHOL, SEXO Y DROGAS...
PERO AL DÍA SIGUIENTE
GE: CONFORT
RL: SUAVIZA Y PERFUMA LA ROPA, Y HUELE A LAVADERO
GE: MUERTE
RL: METAMORFOSIS DEL SUDOR FRÍO EN SANGRE EN UN BREVE VIAJE
ENTRE EL SEXTO PISO Y LA PLANTA BAJA
GE: VIDA
RL: PERIODO COMPRENDIDO ENTRE LA CONCHA DE TU VIEJA
ENSANGRENTADA, PARTIDA AL MEDIO, Y EL PORTERO DEL
EDIFICIO MANGUEREANDO TU CEREBRO DE LA VEREDA
A LA CALLE
GE: CONTAME UN SUEÑO
RL: IR A UN RECITAL DE MIRANDA! CON RICARDO IORIO
Y QUE ME LA CHUPE EN EL BAÑO, SIN PARAR DE VERSE
EN EL ESPEJO

y así siguen un montón de otras respuestas irrelevantes dignas
de cagarlo a trompadas...
Y como siempre, Gastón Esmerado te la deja picando:
¿un bife de molleja, una paja en el agua o Jorge Cuadrado
desnudo y encremado?

22 noviembre 2010

Elevador

Pasajero de ascensores.
Fanático de las botoneras
y de los espejos en la espalda.
Una vida con puerta tijera.
Delicias de elevador,
cápsulas en vuelo vertical.
La inminencia del suelo firme
a 9,8 metros por segundo.

15 noviembre 2010

14 de febrero

Olvidé decirte gracias por las flores que me regalaste,
aunque reconozco nunca hubiera imaginado que eran para mí.
Hasta que vi sus espinas como estoques
y sus pétalos que parecían guillotinas
listas para abrirse paso en la carne
hasta encontrarse de nuevo con el aire,
como si no pudieran vivir sin él.
Y su perfume, agradable, dulce al principio,
traspasa la nariz y se cuela hasta las entrañas
y las devora hasta dejarme vacío por dentro.
Y encima las pago yo.
Me hubieras traído un vino,
o un queso
o un salame
o todo junto.

cosmic

Ojalá mi vacío fuera un vacío al horno con papas,
cebollas y una salsa crema de brócoli.
Pero es un agujero, caída libre,
vértigo, sin piso a la vista.
Tengo las piernas de Darío Silva,
la parte que fue con los patógenos.
Y los pulmones de Sandro.
A mi también me tiran bombachas y corpiños,
pero para que los tenga limpios
y perfumados para mañana temprano.
Pude ser una estrella pero me quedé en nebulosa.
No supe de rotación ni de traslación,
soy una partícula difusa orbitando
por algún lugar inexplorado del universo,
casi a punto de apagarse, digo extinguirse
sin dejar señales de haber existido alguna vez.

14 noviembre 2010

la rebarba, eso

En la ruta camiones travestidos de carruseles
pisotean los centros urbanos y buscan alejarse
heridos mortalmente por la codicia.
Barrenando sobre lágrimas de desesperación
huyen y se volatilizan en el horizontal,
gepeesean hasta las catapultas de distribución,
descargan y vuelven por más.
Y sale el disparo que busca el blanco
con ínfimo grado de error.
En la parábola caen las rebarbas, remanentes,
recibidas por miles de manos
que llagan hasta el sangrado.
Esquirlas, sangre y manos terminan guisadas
en ollas de pvc térmico y servidas
en cucharones, a los gritos,
devorados con las manos,
manos igual de ásperas y resecas,
del frío y del trabajo.
Para nada.

06 noviembre 2010

Corpiños en Retiro

Alguien con las tripas repletas de hostias
sostiene que el aborto es un crimen abominable.
Cree que toda persona que nace porque sí
puede terminar siéndole servil
sin grandes erogaciones
en alguna vuelta de la vida.
Pero cuando ese ser que nace porque sí,
tropieza en la 'marginalidad'
y por querer apropiarse de objetos
para parecerse a su 'víctima',
le provoca un daño tal como la muerte,
allí muestra sus dientes.
Entonces vocifera sobre la necesidad de asesinarlo,
eliminarlo, destruirlo,
que el sistema legal contemple la extinción de personas.
Los ojos se les vuelven rojos, de odio,
ojos extraviados.
Como los ojos de los chicos en Retiro.

12 septiembre 2010

nylon

Un viejo que para en la plaza Núñez
destroza bolsas del canasto de residuos del edificio de PH.
Encontró restos de pollo.
Despliega la bolsa entre una pila de nylon y deshechos
como si fuera un picnic de la primavera.
Bajo a depositar mi bolsa y cuando la estoy por acomodar
hace un paso atrás mientras recorre sus dedos con su lengua seca.
Y contempla, mira de reojo el polietileno casi traslúcido,
como un scanner de la aduana
busca el objeto que le dé las monedas para la caja de vino
que le humedece los labios, la lengua
y le ayuda a empujar lo que queda en la garganta,
las miradas ajenas, el frío, el calor,
la soledad y el hambre.
Esta misma noche, quizás
entre cáscaras de papa, yerba húmeda y condones,
el viejo encuentre la belleza envuelta para regalo
en bolsa de supermercado.
Eso es lo que tiene el nylon

23 agosto 2010

cataratas

El día que vomite todo mi odio,
aparte del riesgo de deshidratación
luego del chorro final,
de la última contracción del abdomen,
comenzarán a emerger mis órganos,
uno a uno por esta boca.
Hasta volverme reversible,
dejando a la intemperie
algo como una desnudez viscosa
sólo vista en manuales forenses
o en bibliografía para el estudio anatómico.
Los perros me provocan desconfianza.
No dejo de imaginarme huyendo
de un hijo de puta de cuatro patas
que se me acerca no por algo de cariño,
si no para sondear si me puede afanar
un riñón o pellizcar un ganglio;
o corriendo a un cocker que se escapa
con mi intestino delgado entre los dientes
unos metros adelante
como si lo estuviera llevando de paseo
pero que en vez de correa
va aferrado a una manguera de carne
rellena de deshechos, de mierda humana
en un juego macabro que cuaja la digestión
y hace ensanchar los pulmones.
El odio me hace perder el apetito.

17 agosto 2010

partir

Algo me dice que partir no es lo mismo
que seccionar el pan confraternalmente,
la referencia es a escapar, a irse de algo.
La pasta asomando del tubo de dentífrico
sin posibilidad cierta de volver a insertarse
pero con el consuelo de correr mejor suerte
que terminar espumosa absorbida por resumideros.
Tengo los huevos frizados de tanto invierno.
Debo partir.

otra siesta

Un boludo que conozco,
piensa que los mejores sueños
son los que fermentan a la siesta,
en el punto extremo de calor de la loza.
Tal vez había dejado de soñar de noche.
Después se dio cuenta, debía acostumbrarse
a vivir sin esos reflujos de realidad.
Hay quienes cabecean, cinco o diez minutos
en el colectivo y recobran, reponen,
de vuelta de algún lugar como el trabajo.
A otros les gusta tirarse media hora
y saltan como resortes antes de entrar
en la embriaguez del sueño profundo.
Eso no alcanza, mínimo una hora, dos o tres.
Sólo después de ese transcurso
se llega al estado de despertar y no saber
si es hoy o mañana; si se es una persona
o una agenda electrónica con autonomía.
Si es la vida o una película de Jorge Polaco
en una pantalla líquida de seis mil pulgadas.
A lo mejor la siesta no ofrece alternativas.
Tal vez prefiera cubrirse de frazadas
hasta la mitad de la nariz.
Afuera, los perros se revuelcan en la tierra seca,
menos los que cuidan propiedades
con grandes jardines, cerca de garitas.
Muchos sueñan con esto, vivir reja de por medio.
Ya no quedan series americanas en TV.
Ya nadie sueña con la pequeña casa de la pradera.

13 junio 2010

Rhodesia cambió de envase

Odiar para vivir, como la mierda para las moscas,
un cuchillo que atraviesa el abdomen,
la reflexión sobre el dolor provocado
viene rezagada, llega recién cuando la punta
hiere el yeso que reviste la pared.
Cóctel de saña y arrepentimiento,
como un boomerang afilado que vuelve al cuello.
Zafan los que tienen cintura,
los gordos de amor no,
su peso en panceta feteada.
Un bagre sin sus aletas punzantes
sólo será la verga de Asamoah.
El rosedal sin rosas espinosas
es un parque de ligustros de los ‘70,
árboles con troncos pintados a la cal.
Manchas de dedos mugrientos
rodeando las llaves de la luz,
paradigmas de vidas superpuestas.
La botella desnuda, buen previsor
¿o se acabaron las bocas?
Poco por escuchar,
una radio de Argüello,
queda un porrón.
Todo empieza de nuevo,
ella me odia.
Para vivir.

18 abril 2010

trenes

El convoy tomó otro destino.
Nunca le avisaron.
No sonaba esa sirena inconfundible,
el suelo no temblaba.
¿Agota la espera en soledad?
¿Aturde el silencio?
Ella respira paciente,
pero uno de estos días
el reloj abandonará la música monótona de siempre
para estallar por el aire.
La expansiva hará clavar agujas
en el cuello de su partenaire.
Marcarán las siete y cuarto.
La sensación de la bala en la recámara
o la del blanco que espera en vano
el calor gélido del objeto que lo perforará.
Agazapado, esperando el momento,
mirando el reloj a cada instante.
Como una máquina de reproducción humana
en sentido horario. Los ojos sellados
de tanto no encontrar, o bien abiertos,
esperando la señal del vértigo que nunca llegó.
Lo que tanto atormenta alcanzar
no está delante ni detrás, diría en los márgenes.
Sueño ver con ojos de pájaro.
Cuerpos vacíos pero resplandecientes,
flotando como panaderos,
orbitando por ráfagas de aire,
a punto de fundirse o de colisionar
unos con otros y desmembrarse
en una lluvia de algodones
o de cristales en punta.
Lo áspero y sinuoso a la vista
puede ser suave y calmo al tacto.
O la misma mierda maloliente
con distinta textura.

11 abril 2010

la mariposa volvió a larva

No me dieron opción, sólo nacer, respirar, comer, enfermarme y lo demás.
Vine así, como sopla de pronto una ráfaga de viento o una hoja cae al suelo,
como cualquier híbrido entre lo físico y lo químico, tal vez explicable
con una ecuación numérica de seis a diez páginas o por un cuadro sinóptico.
O más sencillo sería decir que porque dos culearon existo, tributo.
De haber tenido la posibilidad de elegir el objeto en el cual encarnarme,
se me ocurre una hoja de bisturí viviendo en una empanada de vigilia
o una gillette en el plato de las hostias, listas para liberar de sufrimiento
a una multitud fofa de complacencia, desgarrada de tan reverente.
Si optara por ser un fluido, quisiera derramarme como charco de aceite
en la autopista de los que corren para llegar más temprano que el micro.
Ese que trae a los obreros, los trabajadores, los cegados de razón porque sí.
Rápido como digitar la vida es la muerte en la ruta, más singular.
No hay justicia en la muerte, sólo sangre y gusanos por venir.

Si me tocara ser orgánico optaría por un gusano, una larva, una mutación,
un cambio de formas permanente. No me jodería encapsularme, el encierro,
para cambiar ser rastrero por volador. El alto precio del sometimiento
a la ruptura dérmica, la carne se abre paso para dar lugar a las alas.
Vista aérea, planos picados, al cuidado de los predadores, igual que abajo
pero comiendo flores. Néctar corriendo por mis mangueras internas,
buscando luego volver a tierra excretadas sobre cabezas desechables
en cuerpos humanos muertos por el imperio de cerebros comatosos.
Y el lugar común, no pensar, perder la preocupación por tener que elegir
un recorrido, una dirección, sólo dejar que el viento me lleve, cerca, lejos.
Copiloto en mi propio fuselaje, viviendo de la contemplación,
fornicando libremente ante seres con dos anos debajo de las cejas,
insensibles de sí mismos, impalpables, forrados en cuero sintético.
Un final succionado por un radiador de coche en una ruta comercial
o en emanaciones de luz fluorescente por efecto de los agroquímicos.
Más elegante sería un alfiler al pecho y en la espalda un telgopor,
los ojos congelados, la lengua espiralada. Pose relajada…

02 abril 2010

De todo lo que ocurre cuando el corazón comienza a aligerarse
lo peor es el sentimiento de la muerte por llegar.
Y uno en ojotas o viendo Telenoche o tomando el té.
Salvo que la muerte sea una mujer hermosa, única, fantástica,
Una de las que encaran en algún lugar con cualquier escusa
y embrollan en segundos con promesas formidables. No hay freno,
la resistencia es nula. Treparse a su coche y querer devorársela
es lo primero que se le cruza a una mente confusa de seducción.
La gran mayoría agarra viaje salvo los que sufren de vértigo,
los moralistas, las estatuas, los maniquíes y los garcía díaz.
Curioso lo de los moralistas y lo de los propaladores de libros sagrados
ya que son quienes mayor índice de conductas degeneradas
realizan en ámbitos privados, dirán los órganos de medición
de comportamientos infranormales y actos de depravación.
Quizás por esto es que ellos temen de esa manera a la muerte,
ante la creencia de que la muerte es un putón, con bambalinas,
fanática de humectarse la cara con semen de ocho testículos.



El miedo al fracaso es más amargo que el miedo a la muerte.
Es alguien sosteniéndose a sí mismo colgando de un precipicio
hasta que la gravedad y el cansancio hacen abrir las manos.
El golpe contra el suelo, la última nota, el imperio de los rojos.
Juegan todos los sentidos, debería ser formidable, una fiesta.
Como nacer, pero sin todo lo que le sigue, como nacer muerto.
En cambio fracasar puede ser la sombra de alguien,
Algo que sigue a todas partes, como tener una voz de mierda,
se puede vivir impostándola pero en un momento de tensión
sale, siempre sale algún chillido o reflujo que desnuda la farsa.
La vergüenza, la sangre aprieta azotea, y si no hubiera hueso
sigue viaje hasta tomar altura para no ser vista nunca más.
Como fracasados prefiero a los que arrancan temprano
meando la tabla del inodoro, se lavan los dientes con cepillo ajeno,
se manchan la camisa con el café y traban la cerradura de salida.
Todo en media hora, a ocho fracasos por hora se hace extenso,
un número semejante a ciento sesenta fracasos diarios
descontando que un fracasado no duerme más de cuatro horas.



Me pregunto cómo será vivir en Europa. No tengo respuesta.
Escucho breather de los chapterhouse, imagino trajes grises,
corbatines, medias blancas y mucha farmacia en sangre.
Nucas rapadas a navaja y olor a lunes en el pico del jueves.
Por acá abundan las mangas cortas arremangadas,
las zapatillas blancas y la piel lavada a la piedra, como jeans.
Los ojos rojos o vergüenza de todo lo que no se debió ver,
La garganta ajada por gritar, lánguida por tragarse el grito
Y estar en un proceso de digestión sin fin, trunco, estéril.
Me cuidé de los hongos
con cremas y talcos al efecto.
Doblé la ropa
hasta hacerla toda del mismo tamaño.
Evité los incendios,
cuidé el agua,
apagué luces innecesarias.
Surfié en fuelles de trenes húmedos
que sonaban a Ministry
entre las hojas de hinojo y el barro de la chapa del vagón.
Me embriagué de música,
vomité sobre toda superficie conocida hasta el momento.
Me probé en clubes de fútbol
como quien va a un casting de talento.
Me burlé de todo cuanto se cruzó ante mis ojos
incluyendo la muerte.
Una vez me llamaron 'el burlista',
y por supuesto me burlé de eso.
Detesto usar la palabra 'detesto',
más bien la aborrezco.
Los taxistas apurados
y los autos que salpican
sacan lo peor de mí.
Ni hablar de los taxis que salpican...
Les escupiría por la ventanilla
hasta deshidratarme.
A los chinos que hablan a los gritos
los imagino con las mandíbulas trabadas
con sus caras hepáticas
desencajadas de dolor occidental.
Un policía hablando en códigos
es como un cura dando la misa en latín.
Me imagino a los porteros de edificio
con ruleros y enagua de puntilla por debajo de la grafa...
No es odio ni envidia,
sólo
la naturaleza
de un desquiciado.